Valognes era una antigua ciudad gala.
En el primer siglo de nuestra era, se transformó en una importante aglomeración romana llamada Alauna.
Situada en un nudo de calzadas muy interesante por el comercio hacia las Islas Británicas.
Este tiempo próspero se revela por las imponentes ruinas, en particular, las termas romanas que se componían de una decena de salas.
El Caldarium era un cuarto muy caliente y vaporoso calentado por un hipocausto, un sistema de calentamiento subterráneo. Este era el cuarto más caliente en la secuencia regular de las termas: después del caldarium, los usuarios podían acceder al tepidarium y al frigidarium.
En el caldarium habría un baño (alveus, piscina cálida o solium) de agua caliente hundido en el suelo, a veces había incluso un sudarium, un área caliente y seca para inducir el sudor.
Los patrones de los baños usaban aceite de oliva para limpiarse a sí mismos aplicándoselo en sus cuerpos y usando un estrígil para eliminar el exceso.
Los vestigios de este edificio notable reflejan unos conocimientos técnicos considerables, en concreto la albañilería.
Se conserva parte de la fachada con una altura de 12m y se aprecian trabajos muy aseados que
asocian la construccion de ladrillo por una parte y bases de pequeñas piedras cúbicas por otra.
Esta preponderancia de Valognes en tiempos romanos se aprecia también por el descubrimiento del
antiguo anfiteatro, el cual podía acoger a más de 3000 personas.
Desgraciadamente, esta ciudad se destruyó con las invasiones normandas entre los siglos IX y X.
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